En un mundo cambiante como el nuestro, saber adaptarse a los tiempos que corren y a las necesidades de cada alumno es fundamental. Actualmente, todo sucede a un ritmo vertiginoso, un ritmo que debemos saber controlar para que no nos adelante.

 

Las técnicas y metodologías de aprendizaje están cambiando, el acceso a cualquier tipo de información se encuentra al alcance de un click y los recursos que tenemos hoy en día pueden hacernos evolucionar a mejor, algo que como docentes debemos saber aprovechar.

 

Aquí os mostramos 8 características que consideramos esenciales en el educador del siglo XXI

 

1. Educación basada en las relaciones personales

 

La relación que el profesor mantiene con sus alumnos es un aspecto esencial para proporcionarles una buena base tanto académica como personal. Es imprescindible conseguir que los alumnos se sientan valorados y queridos en su centro escolar, ya que pasan gran parte de su tiempo en el colegio y si conseguimos que tengan una actitud positiva esto fomentará una relación mucho más sana con el trabajo y el estudio.

 

¿Queremos que nuestros alumnos únicamente participen como meros espectadores de la enseñanza que reciben o, por el contrario, tratamos de que aprendan a crear por sí mismos, a desenvolverse y a desarrollar una serie de habilidades que les ayuden a ser cada día más independientes? En un mundo cada vez más complejo y globalizado, es necesario que nuestros alumnos sepan que pueden confiar en nosotros como educadores al mismo tiempo que contribuimos a que se sientan valorados y únicos. Si no empezamos por aquí, ninguna de las estrategias que vamos a explicar a continuación tendrán sentido.

 

2. Capaz de adaptarse a los nuevos tiempos

 

En el mundo educativo debemos estar preparados para afrontar el cambio. Esto es un hecho que en ocasiones es difícil de asimilar, sobre todo para el profesorado más experimentado. Uno puede haber sido un excelente profesor a lo largo de su vida, pero es necesario ir reciclándose, ya que lo que se hacía hace 10-15 años puede que ya no tenga cabida en la educación de hoy en día.

 

El mundo avanza y debemos avanzar con él, pues si permanecemos inmóviles, quedaremos rezagados y nuestros métodos poco más que obsoletos. Esto tampoco quiere decir que en el mundo educativo todo tenga que cambiar con el paso de los años. Lo que sí es necesario es evaluar nuestras prácticas y el impacto que estas tienen en nuestros alumnos para, de ese modo, poder seguir creciendo y mejorando.

 

Tenemos nuevos recursos a nuestro alcance, recursos que debemos emplear a través de la implementación de nuevas metodologías en el aula y, también, mediante el uso de las nuevas tecnologías, lo que permitirá involucrar más y más a los alumnos en su propio aprendizaje al mismo tiempo que nosotros continuamos aprendiendo día a día de ellos.

 

Si somos capaces de fomentar un pensamiento crítico en los alumnos al mismo tiempo que fomentamos un pensamiento de continuo aprendizaje en la mente de los docentes, habremos comenzado un viaje que nos llevará por el buen camino con profesores que verdaderamente crean que tienen que mejorar para continuar creciendo, no porque no sean lo suficientemente competentes, más bien por el simple hecho de que el ser humano siempre puede ir a más si se lo propone, si piensa que no hay límite que no pueda lograr.

 

3. Creador de comunidad

 

No queremos que en el momento en el que a nuestros alumnos les toque abandonar el aula todos y cada uno de ellos piensen igual, ¿verdad? Con el paso del tiempo, en las aulas hay cada vez mayor cabida para la diversidad, las opiniones y los razonamientos que difieren unos de otros.

 

Cada alumno y cada persona tiene sus propias experiencias, sus puntos débiles y también sus fortalezas, por lo que todas tienen o deben tener cabida en el aula. Cada sujeto es diferente y si el docente es capaz de crear un sentimiento de comunidad entre sus alumnos, un sentimiento de pertenencia donde sus inquietudes y opiniones sean escuchadas y debatidas en igualdad de condiciones, conseguirá que sus alumnos se impliquen más y más. Cada alumno es único y debemos ser conscientes de ello.

 

Si conseguimos juntar a cada uno de ellos en un espacio donde se sientan cómodos, útiles y donde desarrollen una necesidad por continuar aprendiendo, piensen y reflexionen por sí mismos, nuestra labor como docentes será un éxito pues estaremos creando nuevas experiencias de aprendizaje para ellos.

 

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4. Trabajo colaborativo: networking

 

El trabajo colaborativo es esencial para conseguir ese cambio del que hablamos. Tal y como hemos mencionado en el punto anterior, el concepto de comunidad es muy significativo en el mundo educativo. Un docente debe ser capaz de crear una red de contactos a través de relaciones personales que le permitan crecer tanto en lo personal como en lo profesional, ya que esto favorecerá el trato con sus alumnos.

 

El valor del networking reside más en dar que en recibir, en el sentido de que cuando uno es capaz de aprender de los demás, la gente pasará a valorar no solo lo que hace ese individuo en particular, comenzará a valorar quien es y el valor que tiene para los demás.

 

Actualmente vivimos en un mundo de relaciones y. a través de ellas, podemos dar lo máximo de nosotros mismos, lo que a su vez nos permitirá desarrollar todo un potencial profesional enfocado a favorecer la enseñanza que ofrecemos a nuestros alumnos.

 

Para poder crear experiencias debemos tener acceso a grandes ideas y estas pueden venir de personas muy diversas, por lo que debemos tener una mente abierta en esta materia. Creando una comunidad, fomentando el networking y el trabajo colaborativo entre los alumnos, vamos a poder alcanzar estas metas de las que hablamos, pues nos va a permitir aprender de los demás al mismo tiempo que seguimos formándonos y ejercemos un impacto positivo en las generaciones futuras.

 

5. Innovador

 

En algunas ocasiones aceptar el cambio es necesario siempre que este sea para mejor, pero también debemos ser conscientes de que somos nosotros los que podemos originar ese cambio.

 

Las habilidades que los estudiantes precisan hoy en día en un mundo cambiante como el nuestro son cada vez más complejas. Es necesario que como docentes averigüemos las necesidades de nuestros alumnos y creemos oportunidades para que sean ellos los que marquen la diferencia y sepan desenvolverse en distintos ámbitos. Que ellos se interesen por evolucionar e innovar buscando nuevas oportunidades, aprendiendo de sus errores o siendo capaces de subsanarlos es lo que se precisa hoy en día.

 

6. Líder

 

Ser líder no significa ser jefe. Un líder debe ser capaz de motivar y de guiar a sus alumnos. Lo que es crucial en un líder es que tenga la capacidad de influenciar positivamente en ellos, dándoles las herramientas necesarias para que puedan avanzar mostrándoles las oportunidades que tienen para que, de ese modo, continúen con su crecimiento personal.

 

Un docente debe saber cómo liderar a su grupo de estudiantes dándoles las pautas a seguir, enseñándoles a ser resolutivos y, sobre todo, proporcionándoles la confianza necesaria para que sean ellos los que desarrollen sus ideas y proyectos con independencia.

 

7. Narrador de historias: storyteller

 

El concepto de clase teórica ha pasado, en muchos casos, a tener una connotación negativa en el ámbito educativo. Si fuésemos capaces de cambiar esa mentalidad e intentar hacer ver a los alumnos que, más que dar una simple clase, lo que estamos haciendo es contándoles una historia, su idea preconcebida de clase convencional, donde el profesor explica y el alumno escucha y aprende, podría cambiar.

 

Si queremos generar un impacto en ellos y lograr un cambio significativo, antes debemos llegar a ellos, involucrarlos para luego conseguir una conexión mucho mayor que les haga partícipes de esas historias que contamos. Compartir información sin mirar más allá puede resultar contraproducente, pues no conseguiremos esa conexión de la que estamos hablando.

 

En un mundo plagado de información, conseguir la atención y el interés de nuestros alumnos es primordial. Estas historias que contamos van a permanecer en su mente de una forma mucho más clara que si simplemente intercambiásemos ideas, datos y explicásemos conceptos. Debemos hacer que la información que compartimos con ellos sea memorable, lo que favorecerá que la recuerden y que, además, se interesen por ella.

 

El propósito de un narrador de historias o storyteller no es decirles cómo deben pensar, sino conseguir que se interesen y se hagan preguntas que consigan hacerles reflexionar y razonar por sí mismos.

 

8. Diseñar experiencias de aprendizaje

 

El entorno también juega un papel muy significativo en el aprendizaje. El espacio en el que nuestros alumnos estudian día a día puede repercutir en su rendimiento haciéndoles sentir de una manera u otra.

 

Las experiencias que creemos en esos espacios serán las que marquen la diferencia e influirán de manera positiva en su aprendizaje. A través de la creatividad, la pasión del docente y también empleando los recursos que hoy en día tenemos a nuestro alcance, podemos diseñar grandes experiencias de aprendizaje que luego ofrecer a nuestros alumnos, satisfaciendo así sus necesidades educativas en las que ellos sean los actores partícipes.

 

Un maestro debe proporcionar las herramientas a las generaciones venideras para que puedan conseguir aquello que se propongan, fomentando en ellos un pensamiento crítico, la cultura del esfuerzo y las ganas por continuar aprendiendo.

 

Como docentes tenemos que ser conscientes del mundo en que vivimos y lo importante que es poder generar experiencias en nuestros alumnos. Si conseguimos esto, nuestro trabajo habrá tenido sentido pues tal y como dijo el poeta italiano Arturo Graf, “Excelente maestro es aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender”.